26/1/09

Efecto alcohol

¡Salud!. Típica palabra llena de furor de alguna voz delirante que muestra amistad, de placer cuando estás a punto de tomar cebada alcoholizada del vaso que pasa por toda la ronda a la cual perteneces. Y, es que, esta riquísima bebida desde siempre se consagró como complemento para dar amenidad a todo tipo reunión, para acompañar tu dicha de estar o no feliz, de beberla en cual lugar estés; desde una discoteca exclusiva de la capital o alguna pollada de tu barrio realizada para recaudar fondos.

¡Un par más a la mesa!. Y así sucesivamente vendrán de dos en dos a petición de tus amigotes y habrán más aún cuando se empiecen a sazonar. Las cervezas no tienen cuando acabar. Las horas transcurren en un cerrar de ojos y tú disfrutas del momento. Entras más en confianza con gente que recién conoces y seguirás bebiendo porque la noche es larga.

El beber más de la cuenta nos causa más de una situación. Nos hace comportar de mil formas. El equilibrio pierde estabilidad. Ves doble. Ahora eres cómico ambulante y te ríes de cualquier sonsera. He aquí algunos de los comportamientos más comunes que pasé y pude observar:

1. Te alucinas superman. Es que ahora te acuerdas que tienes súper poderes y que vienes del planeta Kriptón cuando eras recién nacido. No te faltan motivos para mostrar tu fuerza sobrenatural y estás en busca de tu adversario para pelear por el título pesado de la WWF.

2. La melancolía te acecha. Ahora te acuerdas de alguna ex y más aún si acabas de romper hace poco. Te dan ganas de llamarla y mueres por escuchar su voz. Te olvidas por completo que son más de las cuatro de la mañana, que está descansando y tú apunto de marcar su número.

3. Se le moja la canoa. A pasado que con varios vasos demás tu amigo ya no quiere ser tu amigo sino tu amiga. Los tragos rondan por su cabeza y ya no se llama Rodrigo sino Carlita. Espero que no tengan uno en su círculo.

4. A gastar que el mundo se va a acabar. Te olvidas cuanto dinero llevas o cuanto tienes en la tarjeta y como estás feliz (por el alcohol), eres tú el sponsor de todo el mundo y auspicias a quien tengas enfrente con los tragos. Si sólo te queda un sol para tu pasaje también la pones, que más falta si para la chancha todo vale.

5. Te computas piloto Fórmula 1. Ya meteoro es un chancay de a veinte. Ahora la Vía Expresa es tu circuito mismo nivel de las competencias de Alemania. Nadie te puede pasar porque le metes Nitro y encima cuando lo pasas lo saludas con un "te pasé conchatumadre".

6. Eres amigo de todos. Encima que te has colado en la fiesta sin conocer a la dueña de la casa ya alucinas ser amigo quien se te cruce por tu bendito camino. Tú ya conoces a todo el mundo y como eres de confianza pasas a la cocina a ver que hay en la refrigeradora para amanerar la bajada.

7. El introvertido se vuelve extrovertido o el feo ahora es guapo. La timidez hay que dejarlo de lado, ahora eres bien chévere y hasta chistes se te ocurre contar. Quién te ha engañado que la cerveza te vuelve bonito y que por tomarte una caja con dos patas el cacharro se te va a cambiar y ahora quieres ser un Don Juan.

Me pregunto cuántas tonterías habré hecho cuando se me han pasado los vasos o qué es lo que habrás hecho cuando pensabas que lo que tomabas era Gatorade. Lo que si recuerdo es un viaje de promoción hace cuatro años, cuando oriné caminando en la Plaza de Armas del Cusco escuchando las carcajadas de mis amigos y que al llegar al hotel donde nos alojábamos se nos ocurre saltar en la cama y dando brincos hice un agujero en el techo con mi cabeza. Debería hacerme una radiografía.

(1) Tomada por mi.

(2) José Carlos (Pitbull) y yo.

(3) De izq. a der. Yo, Horacio, Ricardo, Roni, Daniel y Jonathan. Cusco - Perú.

20/1/09

Con los amigos, aunque te caiga el guante

Eran cerca de las diez de las noche, faltaba sólo uno para estar completos y salir a una discoteca de Miraflores por cumpleaños de una querida amiga. Pasaban los minutos y no llegaba. Para dejar de mirarnos las caras de asados por la demora, fui al congelador y eché en tres vasos un par de hielos en cada uno. El ron que serviría debía topar el vaso. Ya lleno, sólo era cosa de empinar el codo y todo el trago adentro. Repetimos tres veces la sesión y el estómago nos ardía. Ya calientes nuestros cuerpos, llegó Paul, quien faltaba y salimos a tomar taxi.


En la discoteca, como tipos solteros, las miradas desbordan por lugar que nos permitía alcanzar la vista. Encontramos a la cumpleañera y la conversa fue típica, deseando felicidades y demás. Decidimos abrirnos hasta que nos topamos con un grupo de chicas de tres contra cuatro que éramos nosotros. Todos ya en la pista con sus respectivas parejas hacían lo suyo. Nos tomábamos fotos con ellas como amigos de antaño, todo por efecto alcohol. Uno de nosotros no tenía pareja y decidió bailar con la onomástica.

Pasaban los minutos en conversa y el grupo estaba hecho con nuevas integrantes. Roni, quien había terminado de mover el esqueleto con la cumpleañera se me acerca y me habla al oído.

-- El ex de L (cumpleañera) en pleno baile con ella, se la llevó y me ha dicho que no me le acerque porque dice que es su flaca.
-- Puta madre huevón, pero, ¿tú que le dijiste?
-- Que nada, que somos amigos del colegio y nada más.
-- Ya, ya… No te hagas roche y haz todo normal.
-- Nada huevón, que me busque y le saco la conchesumadre.

En esa noche quienes estaban más que picados era Jason quien bailaba con cuatro chicas a la vez y Paul que se resbaló luego de darle propina al barman y embarró la camisa de apariencia homosexual. Roni y yo éramos los más razonables. Fue entonces que después de levantar a Paul de su desgracia caída, Roni se me acerca otra vez diciéndome: Ahora si le saco la puta madre.

Lo sigo, a paso firme y busca al ex empujándolo. En ese instante pensé además de ser tres de la mañana y temprano aún, vendrían los de seguridad a sacarlo y a nosotros por ser amigos de él. Llegan un par de mastodontes al lugar de la riña, lo levantan y sacan hasta la puerta. Ya no quedaba otra, era hora de retirarse y buscar a Jason, que de paso estaría más perdido que Marco en busca de su vieja y Paul limpiándose como niño que aprende a dar sus primeros pasos.

Salimos a alcanzar a Roni, cuando detrás de nosotros también salía L con su ex, y para colmo abrazados, junto con su grupo de siete puntas, todos hombres excepto una. Sabía lo que vendría, estábamos en desventaja y era hora de preparase y prendí un cigarro mientras Paul compraba una galleta en la tía de afuera. (Jason estaba más mamado que contarlo era demás porque estorbaría).

Veo el espectáculo corto que dará Roni para buscarle la bronca. Se le acerca y lo empuja sin ascos. Miro rápido a Paul con fin de darle señas y me acerco a la mecha metiéndole un puñete en la cara al ex hasta verlo caer. Ya en el suelo es cuestión de que no se levante y darle todo lo que se pueda para que no se atreva a meterse con quienes no deben. Nunca se metieron los seis tipos que andaban en el grupo del ex de mi amiga, ¿maricones o diplomáticos?.

Me levanta en peso un policía, nos separa y me llevan al patrullero. Ya con fines de que no nos detengan y nos cagen más la noche, la única forma es meterle letra al tombo o darle propinón. Optamos por lo primero. Ya caminando por la avenida Larco, me cuentan que mientras yo estaba con el ex en el suelo, Roni y Paul repartieron unos regalitos pues pensaban que su cara era un balón de fútbol y estaban entrenando a darle mejor a la pelota. Imaginaría como hubiera sido una pelea entre mujeres, o acaso, ¿ellas no se jalan de los cabellos y se arañan como gatitas fieras?.

En todo caso, por cual que sea, acaso uno no siempre tiende a meterse en líos que no sea suyos por defender al amigo quien conoces desde que se comía los mocos, se orinaba en el salón del colegio y anda contigo en las buenas y malas de tu vida, cuando te ves cagado por terminar una relación sentimental y chupar contigo hasta dormir donde sea, ellos son aquellos que siempre estarán ahí.

(1) De izq. a der. Roni, yo (implicados) y Miguel (no estuvo el día de los hechos).

(2) Google.com