17/4/11

Eso es, eso será.

Se ha malogrado la batería de la laptop.

Estoy buscando en el velador la factura para ver qué se puede hacer en la tienda por departamento donde la compré.

Busco en los cajones de etiquetas, boletas y facturas. Nada.

Y entre los pequeños papeles encuentro una carta tuya. No sé que hace ahí cuando todas las cartas están guardadas en una caja de zapatillas.

La leo y pienso, párrafo por párrafo.

Entiendo tu mensaje pero de manera diferente.

Doy razón a las fuerzas que te dabas por volver conmigo. Pero no hablaré de eso, sabes que el tiempo ya pasó y que cada uno está distante y, muy distante del otro.

Me quedaré con algunas frases que necesito ahora y que servirán de mucho. De mucho.

6/4/11

Conocerme - Conocerte

Me acaba de pasar algo hace un más de un par de horas.

Estaba viniéndome de San Isidro en la ruta Javier Prado – La Marina, apunto de bajarme en Sucre, cuando me levanté del asiento cuatro cuadras antes para avanzar hacia la puerta de la couster y sentí que alguien me miraba.

Miro hacia la derecha y sus ojos estaban ahí, apuntando a los míos como dardos. No le quité la mirada y ella fijó los suyos hacia la ventana. Me volví hacia mí y volteé antes de bajar, me volvió a mirar.

¡Baja Sucre!, y me di cuenta que ella también bajaba en ese paradero. Dejé que bajara antes que yo por caballerosidad aunque yo estaba estuve al lado de la puerta.

Me acomodé los audífonos caminando atrás de ella para detenerme en el paradero y tomar el siguiente bus hacia mi casa, y ella se detuvo también ahí. Era obvio que también tomaría mi ruta.

En esa esquina se acomodaba sus largos cabellos castaños y miraba hacia atrás, hacia mí; relajadamente. Y mi curiosidad por conocerla aumentó pero no sabía cómo. Seguía escuchando a Incubus.

Al tercer bus que vino vacío subimos, nos sentamos al fondo y ella delante de mí.

Me preguntaba por qué el juego de miradas y que era el único momento de intentar algo para conocerla.

Pasaban las cuadras y tenía que bajarme. Partí la única y fea hojita de un voucher y le escribí.

Me levanté, le toque el brazo, volteó, me miró y le di la hojita. Me bajé del bus y prendí un cigarrillo.